Han pasado 20 años desde que Lidiette Quesada Vicepresidenta de Ventas para América Latina y el Caribe inició su jornada en EBSCO. Nos tomamos un café virtual para hacer un recorrido por todos estos años, conocer más sobre como imagina el futuro, lo que valora en su equipo y como se toma la vida y el trabajo en general. Conoce un poco más de Lidiette que este 2021 celebra este hito tan importante en su carrera profesional.
¡20 años! Qué se te viene a la cabeza después de tantas cosas que han pasado en tu vida laboral y personal.
Muchas cosas se le vienen a uno a la cabeza después de 20 años. Pero me gustaría compartir lo que más satisfacción que me ha dado. En el 2001, cuando empecé, muchas bibliotecas en la región tenían acceso muy limitado a contenidos científicos en formato electrónico y sólo algunas revistas estaban disponibles en este formato. Fue EBSCO, a través de su modelo de bases de datos el que hizo posible el acceso a grandes colecciones de revistas de la más alta calidad, en formato electrónico y para muchas universidades en la región. Me siento muy afortunada de haber participado en iniciativas mediante las cuales llevamos acceso a contenidos científicos para las comunidades científicas y académicas de países enteros. Trabajamos con AUPRIDES en El Salvador, el Consejo de Bibliotecas Académicas de Guatemala, ALTAMIRA en Perú, INASP PERI en Bolivia, Honduras, Nicaragua, Ecuador y CONACyT en Paraguay para facilitar el acceso a nuestras bases de datos a costos, a través de modelos que garantizaron la sostenibilidad financiera en el largo plazo y aseguraron maximizar su uso. Por eso hoy puedo asegurar con mucha satisfacción, que además de contribuir a expandir el acceso a información científica en la región, también jugamos un papel muy importante en la alfabetización informacional de sus comunidades académicas.
También se me vienen imágenes de muchas personas en la comunidad bibliotecaria que han pasado por mi vida, en estos veinte años y que me han ayudado a crecer como profesional. Imágenes de mis primeras visitas y reuniones con bibliotecarias y bibliotecarios. Al principio con un poco de temor e inseguridad, pero luego con la confianza de estar entre amigos, entre colegas que, además de sus bibliotecas, muchas veces también me abrieron las puertas de sus casas. Imágenes felices de conferencias, comidas, cafés, tertulias, presentaciones, conversaciones amenas, celebraciones, viajes y a veces, también momentos difíciles. El tiempo compartido con mi equipo es otro tesoro de estos veinte años. Con ellos hemos visitado cada biblioteca en cada país de la región. Hemos pasado muchas horas en aeropuertos, a veces dormido en hoteles muy bonitos y en otros no tanto, hemos disfrutado las delicias de las comidas locales, pero también nos hemos tenido que conformar con el sándwich medio mojado del avión, hemos trabajado jornadas que a veces no parecían terminar, pero hemos disfrutado cada minuto porque a todos nos encanta lo que hacemos, nuestros clientes y EBSCO.
¿Qué imaginas que estarás haciendo dentro de 20 años?
En veinte años me gustaría seguir aquí en EBSCO, hablando de cómo llevar información científica a quienes la necesitan, donde la necesitan y visitando bibliotecas en América Latina. Pero lo más realista es que ya me haya retirado y ande por ahí consintiendo nietos y contándoles historias de EBSCO.
Muchas cosas han cambiado en estos últimos años en el mundo de las bibliotecas, la información y la investigación científica. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido en términos de evolución?
Es cierto que muchas cosas han cambiado. Hoy hablamos mucho más de ciencia y acceso abiertos que cuando empecé. Pero lo que, más que sorprenderme, me conforta es que las bibliotecas continúan teniendo un papel central en la vida de las instituciones que las alberga. La conversación hoy es como mantener este protagonismo mediante nuevos servicios y nuevas formas de entender el papel de la biblioteca en un contexto que cambia y plantea retos constantes. La pandemia significó un reto enorme para la educación superior en todo el mundo y fueron las bibliotecas y sus proveedores quienes mejor preparados estábamos para responder a él.
¿Cómo te imaginas a EBSCO dentro de 20 años? ¿Qué productos, soluciones y servicios piensas que se van a ofrecer?
Es difícil ver veinte años hacia adelante en estos días. La tecnología cambia constantemente y con ello las empresas e instituciones y los servicios que ofrecemos. Pero, de lo que tengo certeza es de que, sea cual sea nuestro portafolio de servicios, este será el que mejor responderá a las necesidades de nuestros clientes en todo el mundo. Porque esto es algo que visto de EBSCO en estos 20 años. EBSCO reflexiona constantemente sobre como servir mejor a nuestros clientes.
¿Qué es lo que más valoras en tu equipo y qué es lo que buscas en las personas que dependen directamente de ti?
Tengo un equipo fantástico, con muchos atributos que valoro. Para ser parte del equipo de EBSCO hay que adherirse a los principios de lo que aquí llamamos “The EBSCO Way”. Estos principios inspiran nuestra vida laboral y personal y son muy importantes para mí. Tienen que ver con una actitud positiva hacia la vida, el cultivo de la pasión por lo que hacemos, la búsqueda de la mejora y aprendizaje constantes, nuestra disposición y compromiso por nuestro trabajo y nuestros clientes y el liderazgo con humildad. Si reparas bien, estos son atributos que todos mis colegas en el equipo representan muy bien. Caras felices y sonrientes, comprometidos y siempre dispuestos a ayudar, con sus clientes siempre en mente, inquietos, inquisitivos, buscando ser cada día mejores.
¿Cuál es tu secreto para mantener viva la energía, el entusiasmo y la jovialidad?
Pues, amar lo que hacemos ayuda a tener buena cara. Y no hablo solo del trabajo, sino de todas las esferas de la vida. Hacer lo que hacemos con compromiso, nunca a medias.
Para finalizar, ¿nos podrías recomendar un libro que te haya marcado?
Pues fíjate que por lo general leo ficción. Trato de leer un libro en cada uno de mis viajes. Pero el libro que me ha tenido reflexionando por meses ya es un libro de lingüística que se llama “Metaphors We Live By” de George Lakoff y Mark Johnson. La primera edición se publicó en 1980 por Chicago University Press y en el 2003 la misma editorial sacó una edición revisada. Es un libro fascinante en el cual los autores sostienen que la mente humana tiene una propensión a la metáfora, la necesita para entender el mundo. O sea que esta no es un recurso del lenguaje literario, sino que está mucho más presente en la cotidianeidad de lo que solemos darnos cuenta. Uno de los ejemplos que plantean es la imagen de la relación amorosa como un viaje y como por eso hablamos de que” vamos muy rápido en nuestra relación”, o que “estamos en una encrucijada”, o que “tenemos que ir más lento” o “partir por diferentes caminos” y en el peor de los casos, que “nuestra relación naufragó”. Y si paras a pensar comienzas a ver metáforas por todas partes. Las discusiones pueden ser guerras en las que los argumentos se atacan y contra atacan, la cabeza un recipiente al que le caben muchas cosas, la economía un ser vivo que sufre, se recalienta, se contrae y que, a veces, es muy saludable y las personas máquinas a quienes se nos pierden los tornillos. ¿Sí ves por qué me ha dejado tan inquieta este libro?